EL
CAMINO DE LA ENTREGA
Porque el acto de la entrega
significa: «Yo confío en ti.»
No basta imaginar todo lo que
podría suceder si nos permitiésemos unir sólo nuestros
cuerpos. También debemos unir nuestras almas.
Sumerjámonos juntos, por
tanto, en el peligroso camino de la entrega. Aunque sea peligroso, se trata del
único que debemos recorrer.
Y aunque eso provoque grandes
transformaciones en nuestro mundo, no tenemos
nada que perder, porque ganamos el Amor total, abrimos la puerta que une el
cuerpo al espíritu.
Olvidemos lo que nos
enseñaron: que es noble dar y humillante recibir. Porque, para la mayoría de las
personas, la generosidad consiste sólo en dar.
Pero recibir es también un
acto de Amor. Cuando comprendemos que permitir que el otro nos haga feliz,
también lo hará feliz a él.
En el acto sexual, cuando
somos excesivamente generosos y nuestra mayor preocupación es la pareja,
nuestro placer también puede disminuir, o desaparecer.
Cuando somos capaces de dar y
de recibir con la misma intensidad, el cuerpo se pone tenso como la cuerda de
un arco, pero la mente se relaja, como la flecha que se prepara para que el
arquero la dispare. El cerebro ya no maneja el proceso; el instinto es el único
guía.
Cuerpo y alma se encuentran, y
la Energía Divina se esparce. No sólo en aquellas zonas que muchos consideran
eróticas. Cada pelo, cada trozo de piel emanan una luz de un color diferente,
lo que provoca que dos ríos se transformen en uno solo más poderoso y más
bello.
Todo lo que es espiritual se
manifiesta de forma visible, todo lo que es visible se transforma en energía
espiritual.
Todo está permitido, si todo
se acepta. El Amor, a veces, se cansa de hablar sólo un lenguaje suave. Pues
dejemos que se manifieste en todo su esplendor, que arda como el sol y destruya
bosques con su viento.
Si un miembro de la pareja se
entrega totalmente, el otro hará lo mismo, ya que la vergüenza se acabará
transformando en curiosidad. Y la curiosidad nos llevará a explorar todo
aquello que no conocíamos en nosotros mismos.
Procurad ver el sexo como una
ofrenda. Un ritual de transformación. Como en todo ritual, el éxtasis está
presente y glorifica el final, pero no es el único objetivo.
Lo más importante es recorrer
con nuestro compañero la carretera que nos ha llevado a un territorio
desconocido, donde encontramos oro, incienso y mirra.
Dad a lo sagrado el sentido de
lo sagrado. Y en caso de que surjan momentos de duda, siempre es necesario
recordar: no estamos solos en estos momentos, ambas partes sienten lo mismo.
Abrid sin temor la caja
secreta de tus fantasías. El coraje de uno estimulará la valentía del otro.
Y los verdaderos Amantes
podrán entrar en el jardín de la belleza sin temor a que nadie los juzgue. Ya
no serán dos cuerpos y dos almas que se encuentran, sino una única fuente de la
que brota la verdadera agua de la vida.
Paulo Coelho (El manuscrito
encontrado en Accra)