¿AMOR O APEGO?
¿Puedes explicar la diferencia entre amor y apego?
Cuando uno ama procura respetar el libre albedrío de la persona
querida y el suyo propio. Intenta hacer lo posible para que la persona querida
sea libre y feliz, aunque ello implique renunciar a estar con esa persona. En
el caso del apego, la persona que lo padece está pensando más en satisfacer su
propio egoísmo que en el bienestar de la persona querida. Por ello tiene
tendencia a vulnerar el libre albedrío de la persona a la que supuestamente
quiere, reteniéndola a su lado en contra de su voluntad o coaccionándola para
que haga lo que uno quiere, obstaculizando al máximo las relaciones con otros
seres, a los que considera su “competencia”.
Aquel que ama de verdad no es posesivo con la persona amada, ni
se molesta porque la persona amada quiera también a otras personas. Puede que
el apego se agote, pero el amor verdadero, el amor auténtico, no se gasta. Por
querer cada vez a más personas no significa que se quiera menos al resto. Pero
el apego nos hace creer que sí. Que lo que se le da a los demás se nos quita a
nosotros. El que siente apego exige, obliga y fuerza los sentimientos. Siempre
espera algo a cambio de lo que hace. Está muy pendiente de exigir, de recibir y
sólo da por interés, a condición de que se le dé primero lo que ha pedido.
También por apego uno puede vulnerar su propio libre albedrío y obligarse a
hacer cosas que no siente. El que siente auténtico amor da incondicionalmente y
deja libertad a los sentimientos. No obliga, ni fuerza, ni exige nada a cambio
de la persona a la que ama.
Imagina que dos personas que dicen amar a los pájaros, se
encuentran:
La primera los tiene alojados en bellas jaulas doradas, en una
habitación climatizada. Les da comida de alta calidad y agua de manantial
embotellada, y los lleva al veterinario periódicamente. La segunda simplemente
les lleva comida al parque, los acaricia cuando se posan y les atiende cuando
están heridos y no pueden volar.
La primera persona dice: ¡Cuánto quiero a mis pájaros! ¡Me gasto
una fortuna en ellos para que tengan todas las comodidades que no tendrían si
vivieran salvajes! ¡Pero me duran tan poco! Siempre están enfermos y por mucho
que me gasto en medicamentos y en veterinarios se mueren prematuramente.
¡Cuánto me hacen sufrir! ¿Qué puedo hacer?
La segunda persona dice: Los pájaros que yo cuido no me
pertenecen. No están encerrados en jaulas, sino que viven en libertad. Soy
feliz porque sé que ellos no están conmigo obligados por los barrotes de una
jaula, sino porque lo han elegido libremente. Soy feliz porque los veo vivir
conforme ellos quieren, volando en libertad. Sus pájaros, amigo mío, se mueren
de pena, porque no son libres. Abra sus jaulas para que puedan volar en
libertad y vivirán porque serán libres, porque serán felices.
El primero responde: ¡Es que si les abro la jaula se escaparán y
ya no los volveré a ver!
El segundo responde: Si se escapan es porque han estado
retenidos en contra de su voluntad y se alejan de lo que para ellos es una vida
de esclavitud. Mis pájaros no huyen de mí, porque saben que son libres de ir y
venir cuando les plazca. Al contrario, cuando me ven llegar al parque acuden
inmediatamente, me rodean y se posan sobre mí.
El primero dice: Lo que usted tiene es lo que yo deseo. Que mis
pájaros me quieran.
El segundo dice: Lo que usted quiere jamás lo obtendrá por la
fuerza. Les ha colmado de comodidades para intentar compensarles de la carencia
de lo que más ansían: volar en libertad. Si realmente les quiere, deje que
vivan su vida en libertad.
¿Quién es el que ama y quién es el que siente apego?
Siente apego el que quiere al pájaro enjaulado. Siente amor el
que quiere al pájaro libre.
¿Me puedes poner un ejemplo de cómo se vulnera el libre albedrío
de otra persona a través del apego?
Hay apego en la madre que retiene a los hijos a su lado cuando
éstos ya son mayores y quieren independizarse por diferentes motivos, bien
porque han encontrado una pareja, o porque desean estudiar o trabajar lejos del
hogar, etcétera. La madre que tiene apego intentará imponer su necesidad de
estar con ellos, no respetando que ellos quieran vivir su vida de forma
independiente y, de no conseguirlo, se sentirá emocionalmente herida y llegará a
decir incluso que sus hijos no la quieren, intentando hacerlos sentir culpables
para tratar de retenerlos a su lado.
Hay apego en el padre que exige que sus hijos se dediquen a tal
o cual profesión, que deben estudiar tal o cual carrera, si no, serán desheredados.
Hay apego en el novio que le dice a su novia la ropa que puede y no puede
ponerse, a qué hora debe entrar y salir de casa, con quién puede y no puede
relacionarse. Este falso amor, el apego, es como una cadena, una jaula que
aprisiona al ser objeto del apego, convirtiendo en carcelero al que se deja
llevar por él, porque, como la persona que tenía enjaulados a los pájaros, el
que sufre de apego, ni vive ni deja vivir.
Es lógico que dijeras que por apego uno vulnera el libre
albedrío de los demás, pero sorprende que dijeras que por el apego uno puede
vulnerar su propio libre albedrío. ¿Me puedes poner un ejemplo de cómo se
vulnera el propio libre albedrío cuando se siente apego?
Pues sí. Por ejemplo, la misma madre del ejemplo anterior,
cuando se inhibe de realizar algo que su interior necesita, como por ejemplo,
dedicar tiempo a ayudar a otras personas fuera de la familia, debido a que cree
que al hacerlo desatiende a la suya propia, por ejemplo, a sus hijos, o a su
marido. Si la persona no supera el apego se sentirá culpable cuando atienda los
asuntos que le llenan interiormente, e incluso llegará a inhibirse de
realizarlos por ese mismo sentimiento de culpabilidad. Esta última manifestación
de apego sí que resulta sorprendente, ya que normalmente las personas que están
muy volcadas en la familia suelen ser consideradas personas muy amorosas.
Es porque el apego está muy arraigado dentro de nuestra cultura
y se confunde a menudo con el amor. Mucha gente, debido a la educación que ha
recibido, lo tiene tan arraigado que lo ha interiorizarlo como algo propio de
su personalidad. A la mujer se le hace sentir culpable cuando no está el 100%
del tiempo dedicada a su marido, a sus hijos o al trabajo, y cuando dedica
tiempo a personas fuera de su familia se expone a ser objeto de habladurías por
parte incluso de personas de su propia familia que dicen mirar por su bien, que
intentarán hacerle sentir culpable con comentarios del tipo “Quieres más a esa
gente que a los de tu propia familia”, o “¿Qué se te ha perdido a ti por ahí?
Tu sitio está aquí, con los tuyos”, o “¡Qué van a pensar de ti!”. Aunque el
hombre ha dispuesto tradicionalmente de mayor libertad, no está exento ni de
sentir el apego, ni de que los demás le culpabilicen por apego, cuando dedica
tiempo a ayudar a otras personas que no son de su familia, de su círculo de
amistades, de su pueblo o cultura, sobre todo si de ello no va a sacar ningún
rendimiento económico.
Fuente - Fragmento de
Las Leyes Espirituales de Vicent Guillem
PIENSO QUE:
En nuestra cultura y en
nuestras mentes tenemos ya condicionado, EL APEGO, se cree erróneamente, que si
no hay apego, no hay AMOR, es muy fácil confundirlo con la indiferencia y con
la persona que se comporta distantemente; no hay relación en lo absoluto, la
persona INDIFERENTE, se comporta de una manera fría y vive alejada de cualquier
situación de amistad o de amor, simplemente entrega y da de acuerdo a su
propia conveniencia, sin ningún tipo de relación, en este caso no hay amor y
tampoco apego. El amor con apegos se sufre, se siente dolor y necesidad, es egoísta,
es enfermizo, celoso, dominante, se controlan las personas, no hay libertad; definitivamente no es amor verdadero, porque se actúa siempre y se siente desde
el ego quien controla la mente humana y define el proceder y el sentir efímero y
superficial y no desde el ALMA, se
piensa únicamente en la felicidad o el bienestar propio, y este bienestar es temporal, se siente por momentos o circunstancias, para tratar de llenar vacíos
y falencias de toda una vida.
El verdadero AMOR, es
sincero, puro, sin compromisos, sin etiquetas, no se clasifica; se siente con
el corazón, es real, no hay diferencia de clase, edad, color u otra distinción,
creada por el hombre con el fin de dividir a las personas y mantenerlas de acuerdo
a sus esquemas establecidos, se entrega todo sin esperar nada a cambio, no hay límites,
no hay cadenas, nada nos ata. Es un estado único de entrega total, se siente entre
las personas que así lo desean, se vive y hay una compenetración total, un
entendimiento y una afinidad únicos, se trabaja en un crecimiento mutuo, sin egoísmos,
ni condiciones, se siente seguridad y paz; se mantiene intacto a pesar de las
adversidades que se puedan presentar, siempre se superan, porque trasciende el
tiempo y el espacio, se vive y se desea para siempre, es duradero, EL AMOR VERDADERO, no siente apegos, solo libertad y puro
amor desde ¡EL ALMA!
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