LAS RELACIONES ILUMINADAS
Eckhart Tolle
A menos que accedas a la frecuencia consciente de la presencia,
todas las relaciones, y en particular las relaciones íntimas, acabarán fracasando y siendo disfuncionales.
Puede que parezcan perfectas
durante un tiempo, mientras estás enamorado, pero esa perfección se altera
invariablemente a medida que van produciéndose discusiones, conflictos e
insatisfacción.
Al principio no parece
importar mucho que el ser amado o tu centro esté fuera de ti, pero no puedes
amar a tu compañero o compañera un momento y atacarle al momento siguiente.
El verdadero amor no tiene
opuesto. Si tu amor tiene un opuesto, entonces no es amor, sino la intensa
necesidad del ego de una identidad más completa y profunda.
Eres hombre o mujer, es decir,
la mitad de una totalidad. El anhelo de totalidad a este nivel, (el deseo de
encontrar la unidad) se manifiesta como la atracción hombre-mujer. Es un
impulso casi irresistible de unión con la energía opuesta. La raíz de este
impulso físico es espiritual: el anhelo de acabar con la dualidad, de volver al
estado de unidad. La unión sexual es lo máximo que puedes acercarte a ese
estado a nivel físico. Por eso es la experiencia más satisfactoria que puede
ofrecer el mundo físico.
Pero la unión sexual no es
sino un vislumbre pasajero de la totalidad, un instante de dicha.
Si quieres que florezca el
amor, la luz de tu presencia debe ser lo suficientemente intensa como para no
verte arrollado por tus pensamientos o tus sentimientos.
Primero dejas de juzgarte a ti
mismo; después dejas de juzgar a tu pareja. El mayor catalizador del cambio en
las relaciones es la aceptación total de tu pareja tal como es, dejando
completamente de juzgarla y de intentar cambiarla.
Esto te lleva inmediatamente
más allá del ego. A partir de entonces todos los juegos mentales y el apego
adictivo se acaban. Ya no hay víctimas ni verdugos, ni acusadores ni acusados.
La aceptación total también
supone el fin de la codependencia; ya no te dejas arrastrar por el patrón
inconsciente de otra persona.
Entonces, o bien os separáis
(con amor), o bien entráis juntos más profundamente en el ahora, en el Ser, es
así de simple.
El amor es un estado de ser.
Tu amor no está fuera; está en lo profundo de ti. Nunca puedes perderlo, no
puede dejarte. No depende de otro cuerpo, de otra forma externa. El amor no es
selectivo, del mismo modo que la luz del Sol no es selectiva.
No hace a una persona
especial. No es exclusivo. La exclusividad no tiene que ver con el amor de
Dios, sino con el amor del ego.
Del libro: El Poder del Ahora
CONEXIÓN UNIVERSAL (Maya)
CONEXIÓN UNIVERSAL (Maya)